PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO Y LA SUBASTA DE LOS PASOS

La celebración popular principal y más característica de la Semana Santa de Biel

La celebración más característica de la Semana Santa es la procesión del Santo Entierro, que tiene lugar al anochecer del Viernes Santo, previa la necesaria celebración de la “Subasta de los Pasos”.

La procesión, muy probablemente, tiene su origen en la que ya se celebraba a finales del siglo XVII y principios del XVIII, según se deduce fácilmente de la introducción a las Constituciones de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, aprobadas por el obispo de Jaca, D. Manuel Gómez, el 25 de junio de 1833, en las que, tras precisar que la finalidad de la Cofradía era “obsequiar a Jesús en todos los pasos de su Santísima Vida, pero particularmente en los de la Semana Santa”, se dice lo siguiente:

"Ordenaron pues a este fin unas constituciones llenas de celo, virtud y prudencia para quedar en cierto modo ligados a tan salutífera obligación, pero como el tiempo todo lo arruina, y la Nave de la Iglesia haya padecido algunas borrascas en el tempestuoso mar del Siglo, con persecuciones, Guerras y otras calamidades, se perdieron estas en aquella Guerra del invasor Napoleón en el año de mil ochocientos y ocho, pero aunque tan sabias constituciones fallecieron no por eso desfalleció el celo de los hermanos en la cordial devoción al Dulcísimo, y Suavísimo Nombre de Jesús; y deseosos de ponerlas otra vez en planta , en cumplimiento de lo mandado en las dos últimas Santas Visitas, ordenamos e instruimos las Reglas y Constituciones siguientes".

SEMNA SANTA2
SEMNA SANTA3
SEMNA SANTA4

Por tanto, la actual procesión es una celebración, con más de tres siglos de historia, que se ha mantenido a lo largo de tan dilatada existencia, gracias a la devoción de los componentes de la citada Cofradía y, como no, de los habitantes de Biel, llegando hasta nuestros días con algunas y lógicas variaciones, tal y como seguidamente veremos.

En su creación, a la Cofradía solo pertenecían los hombres casados que lo solicitaban y pagaban la cuota correspondiente, en dinero o en especie, dirigidos por el Mayordomo o Luminero Mayor, auxiliado de dos lumineros menores, supervisados por cinco patronos perpetuos (alcalde, regidores, síndico, y  párroco), quienes cuidaban que la Cofradía no sufriese detrimento alguno, por lo que anualmente exigían escrupulosamente las cuentas a los lumineros.

Estos, eran los encargados de organizar la procesión, que tenía lugar al anochecer del Jueves Santo, probablemente tras la celebración de los oficios (regla 5ª); en caso de que por mal tiempo no pudiese celebrarse el jueves, se hacía el viernes, a las 7 de la tarde (regla 6ª). Los pasos, que cuidaba la Cofradía y que sacaban en dicha procesión, según constan en las constituciones (3ª regla), eran los siguientes:

“la Agonía que padece Jesús en el huerto, el Ángel confortador, y sus tres discípulos - Pedro, Juan y Santiago -, (posiblemente sería un cuadro sobre tabla, o un relieve sobre madera, similar al existente en el altar mayor y que vemos en la fotografía); otro en peana de Jesús caído con la Cruz (el actual “Nazareno”), otro en peana de María Dolorosa, otro de San Juan Evangelista, la Bandera negra, once pasos del Via Crucis, 30 túnicas y 2 cruces pesadas”.

En la actualidad, se conservan los pasos con peana citados, que se completan en la procesión con el de la Verónica y el del Cristo yacente (conocido como “Cristo en la cama”, adquirido en 1929, con intermediación del Sindicato Agrícola de Biel, por 1.098 pesetas).

SEMNA SANTA5
SEMNA SANTA8

En su origen, los pasos solo podían ser portados por cofrades que, según nos cuenta D. Pedro José Navarro Ferrer, previamente a la procesión los pasos se situaban en un lado de la calle Mayor, delante de la antigua escuela de párvulos (luego bar el Caserío viejo), y los cofrades candidatos a portarlos en la acera de enfrente, a una voz del Luminero Mayor todos corrían para coger el que deseaba llevar, pero como normalmente se producían altercados con este procedimiento, en 1.887, decidieron subastar el llevarlos, con lo que cada paso era portado por la cuadrilla que más pujase (generalmente cuatro personas, uno por cada palo de la peana).

Unos cofrades voluntarios, revestidos con una túnica y con la cara tapada, los “caparruchos”, se encargaban del orden, portando una caña rajada en uno de sus extremos. Los lumineros, sin túnica, repartían velas, que llevaban en unas canastas alargadas, con un asa para llevarla colgada del brazo. La gran mayoría de los habitantes de Biel participaban en la procesión, acompañando a los pasos con gran silencio y devoción, mientras hacía su recorrido por sus calles de la villa.

Lógicamente, a lo largo de su dilatada existencia, la procesión ha sufrido variaciones: la comentada subasta de los pasos; la citada inclusión de nuevos pasos - con lo que pasaba ser verdaderamente la procesión del Santo Entierro -; con la llegada de un nuevo párroco, Mosén Juan Aznarez, entre 1940 y 1942, se cambió la procesión al Viernes Santo, acompañada por un tambor (era del Ayuntamiento, el que usaba el  alguacil para anunciar los bandos) y una corneta; a mediados del pasado siglo se incorporaron los faroles de las Siete Palabras, donadas por la familia de casa Tintorero; la participación de las mujeres en la subasta y llevar los pasos, posiblemente potenciada por la acusada emigración en los años 60 del pasado siglo; a partir de 1980 se produjo un progresivo incremento de tambores y bombos en la procesión, gracias a la iniciativa y esfuerzo de D. Andrés Cenjor Dafonte, de casa Molinero, quien empezó trayendo algunos prestados para la procesión, y enseñando y dirigiendo algunos toques apropiados para la misma, con sus hijos, sobrinos y voluntarios que quisieron participar; así, se puso la primera piedra del nutrido grupo de tambores, bombos y trompetas (más de 50), que en la actualidad forman parte de la procesión, preparados y dirigidos por D. Carlos Álvarez Lanzarote, sobrino del anterior. Por estos años, la Subasta se popularizó mucho, ya no solo eran los casados, sino todos – mujeres y hombres, jóvenes y no tan jóvenes -, los que pujaban por llevar los pasos, con lo que aumentó la recaudación que permitió renovar las túnicas, y comprar nuevos tambores y bombos, aunque actualmente muchos participan con su propio tambor.

SEMNA SANTA7

En la actualidad, la procesión del Santo Entierro se celebra al anochecer del Viernes Santo, precedida de la necesaria “Subasta de los Pasos”, que se hace al atardecer, delante de la ermita de San Juan, dirigida por el Luminero Mayor o persona en quien este delegue, quien va subastando los pasos en el mismo orden en que salen en la procesión, o sea: La bandera, El Nazareno, la Cruz Pesada, la Cruz Ligera, los niños vestidos de nazarenos, el grupo de trompetas, tambores y bombos, San Juan, La Verónica, Cristo en la Cama, y La Dolorosa. Así, el Luminero va ofertando y animando a participar en la puja, normalmente diciendo: “Cuanto mandan por llevar la bandera”, o “Cuanto mandan por llevar cada palo del … Nazareno, de la Cruz Pesada, etc., a lo que los interesados van haciendo sus ofertas hasta cerrar las correspondientes pujas, y todos los pasos han sido subastados.

Finalizada la subasta, con ayuda de los caparruchos, los lumineros organizan la procesión, ante la ermita, desde donde inicia su recorrido para dirigirse a la iglesia, donde se incorporan, tras el paso de La Dolorosa, el sacerdote, los monaguillos y los cantores del Miserere (composición de Gregorio Allegri, s. XVII, es una musicalización del salmo 51, llamado Miserere, que se canta en latín), y a partir de ella hacer su tradicional recorrido por las calles de Biel. Los pasos son acompañados, con gran devoción y silencio, por buena parte de los muchos presentes en Biel el Viernes Santo.

En los últimos años, el Jueves Santo, a las 12 de la noche, en la Plaza Baja, el grupo de trompetas, tambores y bombos hace la "rompída de la hora”, que sirve de brillante preludio a la procesión del Santo Entierro, y a la que asiste casi todo el pueblo, que agradece con gran entusiasmo el esfuerzo y dedicación del grupo, y de quien lo dirige, pues con escasas horas de ensayo consiguen acelerar el ánimo de todos.

Buena parte de lo relatado, podemos contemplarlo en este estupendo vídeo que adjuntamos, producido por las Diputaciones de Zaragoza y Huesca, titulado la “Subasta de los Pasos”, en mayo de 1990. El enlace es:

 

No queremos finalizar, sin expresar nuestro profundo agradecimiento a aquellas personas que, a lo largo de los siglos, han sido los impulsores principales de los habitantes de Biel, para mantener y lograr que la procesión del Santo Entierro siga bendiciendo las calles de esta hermosa e histórica villa de Biel: los lumineros, aunque solo podamos reflejar unos pocos, por carecer de los datos necesarios. Los primeros, nombrados en el capítulo de 1833, como lumineros menores fueron D. Miguel Lanzarote y D. Francisco Arenaz. En 1900, el Luminero Mayor fue D. Jorge Casajús, y lumineros menores, D. Francisco Longás, y D. Blas Bueno Pascual. En 1925, el Luminero Mayor era D. Salvador Casajús, y los menores D. Ignacio Longás y D. Alejandro Biesa. Los lumineros en 1956 eran: Mayor, D. Antonio Lasheras, y menores, D. Pablo Castán y D. Felix Muñoz. En 1958, Luminero Mayor D. Felix Muñoz, y menores, D. Florencio Casajús y D. Domingo Abón. En 1976 eran lumineros: D. Lorenzo Montori y D. Álvaro Biesa, que siguieron hasta 1990, pues debido a la fuerte emigración de los años 60, no había suficientes hombres para reponer la junta (constituida por tres lumineros, de los que se iba renovando uno cada año), por lo que estos siguieron hasta el fallecimiento de D. Álvaro Biesa en 1990. Ese año entró D. Antonio Navarro y, con D. Lorenzo Montori, siguieron hasta que D. José Navarro, se jubiló, quien con su esposa Dña. Ángeles Navarro, y D. Jesús Navarro Otal, fueron lumineros hasta 2011. En la actualidad son lumineros D. Jesús Navarro tal y D. Jesús Morlans.

 

[1] Nuestro agradecimiento a D. Faustino Casajús Solana, de quien proceden casi todos los documentos y datos recogidos en el presente artículo

 

En su origen, los pasos solo podían ser portados por cofrades que, según nos cuenta D. Pedro José Navarro Ferrer, previamente a la procesión los pasos se situaban en un lado de la calle Mayor, delante de la antigua escuela de párvulos (luego bar el Caserío viejo), y los cofrades candidatos a portarlos en la acera de enfrente, a una voz del Luminero Mayor todos corrían para coger el que deseaba llevar, pero como normalmente se producían altercados con este procedimiento, en 1.887, decidieron subastar el llevarlos, con lo que cada paso era portado por la cuadrilla que más pujase (generalmente cuatro personas, uno por cada palo de la peana).

Unos cofrades voluntarios, revestidos con una túnica y con la cara tapada, los “caparruchos”, se encargaban del orden, portando una caña rajada en uno de sus extremos. Los lumineros, sin túnica, repartían velas, que llevaban en unas canastas alargadas, con un asa para llevarla colgada del brazo. La gran mayoría de los habitantes de Biel participaban en la procesión, acompañando a los pasos con gran silencio y devoción, mientras hacía su recorrido por sus calles de la villa.

SEMNA SANTA8

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies