ESCUDO DE BIEL

Las excavaciones realizadas en cinco yacimientos arqueológicos en la zona alta del "Arba de Biel”, “Valcervera" y "Rambla de Legunova", "Paco Ponz", "Peña Catorce" y "Legunova” ofrecen una visión muy completa del poblamiento prehistórico en Biel desde hace 12.500 años hasta hace 3.900 de la actualidad.
Se trataba de un momento clave de transición climática y del paso de las formas de vida nómadas, cazadoras y recolectoras, a una paulatina sedentarización basada en la agricultura y ganadería.
En el entorno de Biel abundaron una serie de minerales (el jaspe, el mármol y la plata) cuyas características geológicas son muy proclives a recibir el calificativo de “brillante, blanco, o resplandeciente”.
Existen huellas romanas y tumbas ilergetas en las proximidades del pueblo y la cercanía de Fuencalderas, antigua villa romana de San Miguel de Eliso, que podrían ser indicios claros de la posible fundación romana de este núcleo de población.
La llegada e instalación de los musulmanes en el Valle del Ebro, ocurrida en el 714, modifica numerosos aspectos de la organización administrativa hispana de la agónica época visigoda y de las formas de vida. Pero, mientras se produjo la ocupación real de la cuenca del Ebro, el área norte de la misma quedó simplemente sometida, sin prácticamente asentamiento de nuevos pobladores, sufriendo fluctuaciones con el transcurso del tiempo.
SITUACIÓN DE BIEL
Biel está profusamente documentado a lo largo de la Edad Media.
Con Sancho III el Mayor va a comenzar la expansión cristiana por estas tierras. Biel, Sos, Uncastillo, y Luesia son fortificadas a principios del siglo XI estableciendo una línea fronteriza estable frente al Islam, que comprendía puestos fronterizos en Ruesta, Ull, Sos, Uncastillo, Luesia, Biel, Agüero y Murillo, como plazas fuertes.
En el año 1035, Sancho el Mayor dividió sus territorios entre sus hijos; a García le dio el reino de Pamplona, con ciertas primacías sobre sus hermanos, los cuales le debían fidelidad; a Ramiro le asignó el antiguo condado de Aragón; a Gonzalo, las tierras de Sobrarbe y Ribagorza; y finalmente a Fernando, el condado de Castilla.
Las primeras noticias del Castillo de Biel son de época de Sancho III el Mayor de Navarra, aunque su primer tenente conocido fue Blasco Oriolii, entre 1042 y 1051.
En el año 1043 García de Nájera le cedió a su hermano Ramiro las fuentes de los Arba, al concederle las localidades de Biel, Luesia, Uncastillo y Sos.
Ya en el trono, su hijo Sancho Ramírez, rey de aragoneses y pamploneses, lo entregó en dote a su esposa Felicia de Roucy, con la que se casó en 1071. A partir de esa fecha, el castillo aparece citado como Palacio del Rey, del que serán tenentes sucesivamente sus hijos Fernando y Alfonso I el Batallador.
BIEL EN LA EDAD MEDIA
En el siglo XI durante el reinado de Sancho Ramírez, se construyó la Iglesia parroquial de San Martín, edificio románico que sirvió de base al templo gótico-renacentista de fines del Siglo XVI, que hoy existe.
Alfonso I el Batallador, hijo de Sancho Ramírez y de Felicia de Roucy, conquistador de Zaragoza, de infante fue Señor de Biel, donde disponía de casa-palacio. “Princeps Aldefonsus senior in Biel”
Fue la villa de Biel harto nombrada y populosa en aquellos tiempos, donde ten.an los reyes bien insigne palacio. En esta villa con su territorio dotó el rey D. Sancho Ramírez a su mujer Dª. Felicia y por esta razón la heredó el infante D. Alfonso, y allí tenía su habitación, y casa.
Alfonso I el Batallador, por su testamento hecho en Sariñena era 1172 a 7 de septiembre, mandó, y dio la villa de Biel a San Juan de la Peña. No obstante la villa de Biel pasó al dominio de la casa de Urriés. Consta de su archivo, que D. Pedro Jordán Urriés V, fue señor de la villa de Biel.
Fue Biel cabeza de la baronía de su nombre, que se componía de los lugares y castillos de Longás, Isuerre y El Fraga. Corresponde al arzobispado de Zaragoza por haberla comprado el prelado Dalmau de Mur a don Jaime Martínez de Luna y su mujer doña Sancha de Guzmán, en 28 de diciembre de 1444.
En los últimos años del siglo XV, perteneció al príncipe D. Martín de Aragón, después al condestable D. Álvaro de Luna, y en el siglo XVIII estaba bajo la protección del Arzobispo de Zaragoza a quien representaba el alcalde del castillo.
BIEL EN EL SIGLO XVIII
A partir de 1708, tras los Decretos de Nueva Planta, pasó a formar parte del corregimiento de las Cinco Villas, uno de los trece que habían creado los Borbones en Aragón. Actualmente, en el ámbito eclesiástico depende de la Diócesis de Jaca, si bien, dependía del Obispado de Pamplona hasta 1785.
Así, en 1790, año de la celebración de los festejos en honor a la Proclamación de Carlos IV, Biel estaba formado por 238 casas y 238 vecinos, que aproximadamente se traducirían en unos 952 habitantes, una población nada desdeñable en comparación con la de municipios vecinos, la villa de Biel era de señorío eclesiástico, pues perteneció al Arzobispado de Zaragoza desde 1444 hasta la prelatura del Arzobispo Lezo y Palomeque (1783-1796)
La situación geográfica de Biel, a orillas del río Arba, fomentó la creación de molinos harineros. A pesar del escaso desarrollo de la industria en las Cinco Villas, Biel, aprovechando su ubicación junto al río, contó con cuarenta fabricantes, los cuales consumían más de tres mil arrobas de lana, que elaboraban piezas de paños, bayetas y cordellates, etc. etc. y trabajaban anualmente más de seiscientas piezas, y en los dos batanes y tintes, se componían y teñían todas las ropas, que se fabricaban.